En cada rincón del mundo hay un hincha de Talleres. Pero pocos pueden decir que llevan en la sangre tanto amor por la “T” como Felipe Bergoglio. Cordobés, defensor central y con apenas 21 años, Felipe se abre paso en el fútbol italiano con un sueño que late fuerte: jugar algún día en nuestro Club. No es un hincha más. Es, ni más ni menos, que sobrino del Papa Francisco.
¿UN SUEÑO? TALLERES 🔵⚪️
— Diario Olé (@DiarioOle) June 7, 2025
Felipe Bergoglio, sobrino del Papa Francisco, habló con Olé y contó cuáles son sus objetivos en el fútbol.
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Su apellido ya dice mucho. Felipe es nieto del primo segundo de Jorge Bergoglio, y aunque no llegó a conocerlo personalmente, su familia mantuvo siempre un lazo cercano con el Sumo Pontífice. Hoy, desde Italia, donde se desempeña en el Castiglione de la Quinta División, no oculta su emoción al hablar del Club de sus amores: “Soy de Talleres”, contó en diálogo con Olé y mostró una pulserita azul y blanca que lleva en cada entrenamiento y en cada partido.
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A pesar del revuelo, Felipe mantiene el perfil bajo. Sabe que su historia es particular, pero no quiere que eso opaque su esfuerzo. Por eso, cuando le preguntan qué le pediría a su tío desde el cielo, no duda: “Jugar en Talleres, ese sería el sueño máximo”.
La conexión entre el Papa y Talleres
La conexión entre Francisco y Talleres no es nueva. En 2013, con motivo del Centenario del Club, el Papa envió desde el Vaticano una carta con su bendición. En ella, destacaba valores como la belleza, la gratuidad y el compañerismo. Aquel gesto, inesperado y emocionante, quedó grabado en la memoria albiazul. Y con él, un vínculo especial que Córdoba no olvida.

Francisco conocía bien nuestra ciudad. Vivió entre 1990 y 1992 en la Residencia Mayor de los Jesuitas, en pleno centro, en una etapa de recogimiento y silencio. Años después, incluso saludó a hinchas de Talleres desde el Papamóvil en Plaza San Pedro, con un afectuoso “¡Cordobeses!”, dejando claro que su paso por La Docta le había dejado huella.
Hoy, ese lazo se vuelve a encender a través de Felipe. Un pibe de barrio, con raíces bien cordobesas, con un apellido que lleva historia y con un sueño que todos compartimos: vestir la camiseta de Talleres.