El fútbol que se juega lindo, con clase y alegría, tiene raíces profundas en La Docta Matadora. Porque si en Córdoba hay un lugar donde el Jogo Bonito puede sentirse como en casa, ese lugar es Talleres.

Con la llegada de Rodrigo Guth, ya son cinco los brasileños que vistieron nuestra camiseta a lo largo de la historia. No es casualidad: el Paladar Negro que nos define, exige fútbol del bueno. Y Brasil, tierra de magia y potrero, sabe de eso.

Todo empezó hace un siglo, en 1925, cuando Reynaldo Bonaiuti se convirtió en el primer brasileño en sumarse al Matador. Mucho tiempo después, en 1981, llegó Júlio César da Silva Gurjol, zurdo exquisito que compartió cancha y amistad con ídolos eternos como la Rana Valencia, Galván, Baley y Cucciufo. Dejó fútbol y recuerdos imborrables en la memoria albiazul.

Ya en tiempos más recientes, Guilherme Parede se calzó la camiseta en 2020 y, en esta Temporada, Rick Lima Morais aportó con sus jugadas y goles. Ahora, con la incorporación de Rodrigo Guth, esa conexión histórica entre Talleres y Brasil vuelve a florecer.

Nacido en Curitiba, defensor central de 1.91m y con pasos por Curitiba, Atalanta, Pescara, NEC Nijmegen y Fortuna Sittard, Guth llega con jerarquía, experiencia internacional y formación de elite. Firmó contrato hasta diciembre de 2028 y se suma al equipo para fortalecer la última línea y seguir haciendo historia.