Hoy, desde Barrio Jardín hasta el corazón del País Vasco, celebramos con orgullo el cuarto aniversario de la Filial de Talleres en Bilbao. Una comunidad albiazul que representa lo mejor de nuestra identidad: la pasión que no entiende de distancias, el amor por los colores y el compromiso de seguir construyendo esta familia mundial que es Talleres.

La efeméride nos sirve para volver a una historia que merece ser contada y recordada. Una historia que nos conecta, justamente, con Bilbao y con la cultura vasca, donde el arraigo, el sentido de pertenencia y el amor por lo propio son valores tan fuertes como los nuestros.
UNA GIRA PARA LA HISTORIA
En agosto de 1978, Talleres fue invitado a disputar el prestigioso Trofeo Costa del Sol, un certamen veraniego que se jugaba en La Rosaleda, el estadio del Club Deportivo Málaga. No era un torneo cualquiera: por ahí habían pasado equipos y figuras de leyenda como el Real Madrid de Di Stéfano, el Santos de Pelé, el Benfica de Eusebio y el Barcelona de Neeskens.

Talleres, sensación del fútbol argentino tras la final del Nacional ’77, llegaba con chapa: en sus filas estaban tres Campeones del Mundo, Galván, Oviedo y Valencia y nombres históricos como Ludueña, Bocanelli y Bravo. El debut fue el 12 de agosto de 1978 frente al Athletic Club de Bilbao. Aunque arrancamos ganando con gol de Eduardo Astudillo, los vascos lo dieron vuelta 3-1 con tantos de Churruca, Dani y Alexanco.
+ FOTO: El inolvidable Eduardo Astudillo:

Dos días después, enfrentamos al Málaga de un viejo conocido: Sebastián Viberti, ídolo cordobés y figura malagueña, quien ya era venerado en La Rosaleda. Empatamos 2-2 y nos quedamos con el tercer puesto por penales. Fue una gira intensa, que continuó por Turquía y Grecia, y que marcó el primer gran viaje internacional del Club. Mientras tanto, en Córdoba, la ‘T’ seguía compitiendo en la Liga con un equipo alternativo dirigido por La Wanora Romero.
Gracias al trabajo de los hinchas cordobeses y bilbaínos que forman parte de nuestra Filial en el País Vasco. A todos ellos, nuestro abrazo gigante y el reconocimiento por llevar nuestros colores allá donde el acento cambia, pero la pasión es la misma.
+ VIDEO: Bilbao un pueblo apasionado y la Catedral del Fútbol: