Si hay alguien que sabe lo que significa Talleres en su esencia más pura, ese es Pablo Renzi. Con 36 años de trayectoria en el club, nuestro querido kinesiológo ha sido testigo de los momentos más gloriosos y de las etapas más duras. Desde aquel histórico título de la Copa Conmebol en 1999 hasta esta reciente consagración en la Supercopa Internacional en Asunción, Pablo siempre estuvo ahí, trabajando con pasión y amor por nuestros colores.
Ser parte de Talleres no es solo vivir el día a día dentro del club. Es una forma de vida, un compromiso que trasciende lo profesional y se convierte en un sentimiento eterno. Pablo lo sabe bien, porque su vida está marcada por el sacrificio y la entrega. Su labor, muchas veces en «las sombras», ha sido fundamental para que el Club pueda triunfar.
Los tiempos han cambiado, el club ha crecido enormemente, pero Pablo siempre ha sido una constante, nunca bajó los brazos (ni en nuestros perores épocas). Desde aquellos días de luchas y esfuerzos, cuando los recursos eran escasos, hasta el presente, donde Talleres se ha consolidado en lo más alto del fútbol argentino e internacional. Su compromiso ha sido inquebrantable, y su legado permanecerá por siempre en la institución.
Este homenaje no es solo un reconocimiento a su trabajo, sino un agradecimiento de todo Talleres, desde los jugadores hasta cada hincha que sabe que en cada logro hay nombres que tal vez no siempre se ven, pero que son esenciales en la construcción de la historia. Porque TALLERES ES GRANDE POR SU HITORIA Y GIGANTE POR SU GENTE.
¡GRACIAS PABLO!. Por tu pasión, por tu dedicación y por ser parte fundamental de la gran familia albiazul. Por ser uno de los nuestros.
