Compartimos la nota publicada por Cadena 3 en su sitio web en homenaje a quienes ejercen el Periodismo Deportivo con profesionalismo, responsabilidad y pasión.
Víctor Brizuela: al Maestro, con cariño
Querido Maestro Víctor:
Quería decirle que aunque ya no podamos escucharlo, donde quiera que esté, lo seguimos sintiendo.
Que a veces lo busco en el corazón de mi vieja radio Spika a transistores que tengo guardada en algún rincón del alma.
Que, como oyente, fue mi compañero de inolvidables domingos por la tarde de mi niñez y de mi adolescencia, pintando con el pincel de sus sabias palabras, estadios y ciudades, goles y cracks del fútbol, alegrías y tristezas, emociones y decepciones.
Que siempre le estaré agradecido por el privilegio de permanecer más de 20 años compartiendo micrófono a su lado.
Que sus sentencias certeras y precisas rondan por nuestro corazón en cada programa, en cada transmisión.
Que“así en la vida como en el fútbol” su pasión por la verdad, por el periodismo, por la radio y por el fútbol, ha quedado impregnada en todos quienes tuvimos la fortuna de estar cerca suyo, del lado de adentro de la radio, donde nace la magia.
Que puede quedarse tranquilo, “siempre fue digno de ser escuchado”.
Que cuando me dijo: “pibe, el día que se suba a un avión, no se bajará nunca más”, fue –en lo personal- una predicción tan certera como el“se ve venir el gol”de su última transmisión en aquella fría noche del Centenario, previo al gol de Mario Bolatti que clasificó a la Selección Argentina al Mundial de Sudáfrica.
Que ese poder, esa capacidad para leer los partidos y predecir lo que ocurriría, incluso esa hermosa ilusión llamadagol, lo distinguía como pocos.
Que confieso sinceramente que estando en una misma transmisión, muchas veces pensé que usted ya había visto ese partido en alguna parte, antes de que se jugara ante nuestros ojos y el de miles de personas.
Que esa catarata de sinónimos, que hasta la Real Academia Española envidiaría, fueron hijos de su formación autodidacta y no exenta de esfuerzos.
Que su opinión pesaba toneladas, que era un formador de ideas que obligaban a pensar e inducían a cambiar la realidad.
Brizuela, creo que usted era una enciclopedia viajera, que hoy sería un Wikipedia de micrófono, aunque solía decir que sólo tenía cultura de kiosco.
Que esa valentía para decir las cosas sin anestesia y sin compromisos con los poderosos es un bien escaso en estos tiempos.
Que esa hermosa costumbre de llegar antes que nadie a los estadios fue “el Padre Nuestro” que aprendimos quienes estuvimos con usted, tanto como el respeto al oyente y a la verdad.
Que aunque 10 años después la realidad de los equipos cordobeses no haya cambiado demasiado, levantar sus banderas y las de nuestro fútbol sigue siendo un principio innegociable.
Que se extraña el “¡Che Brizuela, hacenos la gauchada, decilo por la radio, que esta es una hinchada!”. Aquella canción con voz de cancha, que se cantaba con la garganta llena de emoción y reconocimiento, que se escuchaba en todos los estadios cordobeses, sin distinción de colores, ni de camisetas.
Que cuando pienso en la palabra periodista, ineludiblemente el primer nombre que me viene a la mente es el de Víctor Brizuela.
Que cuando emprendo algún nuevo desafío, en algún lugar del mundo, recuerdo sus consejos y pienso como hubiera actuado, querido Maestro.
Que ningún periodista fue más cordobés y más cosmopolita al mismo tiempo.
Que nadie, como usted, ejerció una docencia sin diploma,más testimonial en el micrófono y en el día a día.
Que su sola presencia intimidaba.
Que pese a su dureza, sus peleas y sus enojos, tenía la chispa, el humor ocurrente y la frase justa con ADN cordobés.
Brizuela fue la ironía que pegaba y dolía como un buen gancho al hígado.
Víctor fue un titiritero del buen hablar y de la metáfora que hizo gala de su manejo del idioma y de la profundidad de sus conceptos.
Víctor fue “el Negrito de Bella Vista” que nos hizo conocer el mundo a través de la radio, con la excusa de comentar partidos de fútbol.
Brizuela decía que la vida le dio más de lo que merecía, de lo que soñaba y de lo que esperaba.
Ocurre que todo lo que logró, lo mereció, lo soñó y no lo esperó sino que salió a buscarlo.
Nadie como usted Maestro dijo tantas frases con gusto a fernet y sabor a peperina. El Negro Brizuela era tan cordobés que escuchándolo uno sentía que estaba haciendo un crucero por la Cañada.
Lo disfruté mucho como oyente. Todos queríamos saber que había dicho Víctor, sintonizábamos la radio para escuchar el programa “Sucesos Deportivos”, a la hora de los Deportes en la vieja LV2 y luego en Cadena 3 Argentina.
Aún resuena en nuestros oídos esa cadencia sin apuros para decir cosas importantes, con picardía cordobesas y aires de Malevo.
Sus frases inolvidables todavía rondan en nuestra mente: “el peor resultado del fútbol”, “¿este equipo juega con 10 o sin 10?” o “se ve venir el gol”.
Aprendí de él y junto a él, me dio la confianza y el honor de acompañarlo en Mundiales y Juegos Olímpicos. Me enseñó sobre la vida, sobre geografía e historia “in situ”, en el lugar donde ocurrían los acontecimientos.
Me abrió la cabeza y las puertas de otro mundo.
Bella Vista fue su origen y su escudo, su barrio y su certificado de origen.
Víctor Brizuela es la radio en tiempos en que el fútbol tenía corazón de radio. Por eso digo que a veces lo busco en el corazón de mi vieja radio Spika a transistores, que tengo guardada en algún rincón del alma.
Por eso, quería decirle, querido Maestro del fútbol, de la radio y de la vida, que aunque ya no podamos escucharlo, donde quiera que esté, lo seguimos sintiendo.