Luis Adolfo Galván: «El Maestro»

Compartimos la nota publicada por Cadena 3 en su sitio web, a 50 años del debut de un histórico Albiazul como lo es Luis Adolfo Galván.

 

Luis Adolfo Galván siempre fue un auténtico Maestro. Galván fue un docente digno e íntegro. Lo fue en la cancha, en el aula y en la vida.

Tanto ante un minúsculo grupo de alumnos en una humilde aula del interior santiagueño, como delante de millones de espectadores fervorosos que seguían una final del Mundo de fútbol con verdadera pasión.

El Maestro Galván, campeón del Mundo en el ’78, brindó una clase magistral en aquella final ante Holanda, en la que los medios del mundo coincidieron en calificarlo con un 10, lo que significó un certificado de su excelencia futbolística.

También recibió premio al Juego Limpio (Fair Play) e integró el equipo ideal del Mundial de Argentina.

Galván fue un tiempista excepcional, con una capacidad notable para anticiparse a la jugada y a los rivales, con un sentido exacto del tiempo y del espacio

El Maestro Galván, era como un cirujano prolijo, capaz de extirparle la pelota al oponente, sin ensuciarse.

Elegante, su técnica le permitía salir con la cabeza levantada y darle el destino exacto a cada pelota, para que su equipo tuviera una salida limpia y clara.

Pese a medir 1,74 tenía un gran juego aéreo, un buen salto, con el timing perfecto.

Para Roberto Marcos Saporiti, uno de sus técnicos en Talleres y ayudante de campo en la Selección, Galván fue el mejor número 2 de la historia del fútbol argentino.

La prensa porteña se ensañó con él previo al Mundial ’78. Decían que no tenía potencia física para la marca y postulaban para el puesto al zaguero de Boca, Roberto Mouzo.

Humilde, silencioso, poco amigo de las declaraciones altisonantes y de las polémicas inconducentes, Galván respondió de la manera más contundente: con su rendimiento en la campo de juego.

Junto a Daniel Passarella conformaron un dupla sólida y confiable. Fueron casi impasables durante los 7 partidos de la Copa del Mundo jugada en Argentina.

Luis Galván fue, junto a Mario Kempes y Ubaldo Fillol, una de las figuras de la final del Mundial ante Holanda.

Su categoría, su clase, su jerarquía le alcanzaban para intimidar a los delanteros rivales, por eso es que no necesitaba pegar.

Luis Adolfo Galván nació en Fernández, Santiago del Estero, el 24 de febrero de 1948. El Maestro Galván es santiagueño de nacimiento y cordobés por adopción.

Su infancia pueblerina combinaba fútbol, goles y canchitas, con tizas, cuadernos y estudio. Muy joven se recibió de maestro, llegó a dar clases en una escuela de un pueblo a unos 10 km de Fernández, a la que iba y volvía en bicicleta. Alternaba su pasión por el fútbol con el oficio de enseñar.

Surgió en el club Independiente de Fernández, cuyo estadio lleva su nombre y una estatua, de allí pasó a Unión de Santiago del Estero durante un par de años. Un amigo santiagueño lo convenció de probar suerte en Córdoba.

En 1969, Galván se probó en Belgrano, en Instituto y en Villa Azalais, aunque por distintas circunstancias económicas las negociaciones no llegaron a buen puerto y no pudo quedarse.

Galván estaba decidido a volverse a su provincia pero apareció Italo Pauletti, otro amigo santiagueño, gerente de un banco en Córdoba, quién creyó en él y le insistió para probarse en Talleres.

Con 22 años, Luis Galván se incorporó a Talleres donde jugó hasta 1982, durante 12 años consecutivos en su primera etapa.

El DT Miguel Ponce confió de inmediato en él. Por la quinta fecha del Torneo Clasificación de 1970 ingresó de titular en el equipo que igualó sin goles ante Argentino Peñarol.

El partido se jugó en el Trampero de Argüello un 19 de abril de ese año. Fue la primera de las 502 veces que defendió la camiseta de la “T”.

No fue, precisamente, el debut ideal. Antes de terminar el primer tiempo, formó parte de la barrera en un tiro libre contra Talleres y el pelotazo violento se estrelló contra la mandíbula de Luis, quién quedó mareado y debió salir de la cancha.

En 1970 Luis Galván mantuvo un buen rendimiento y fue titular. En los años posteriores no pudo afianzarse y otra vez estuvo cerca de volverse a Santiago del Estero. En 1973 Don Amadeo Nuccetelli asumió como Presidente de Talleres.

Amadeo fue uno de los dirigentes más visionarios del fútbol argentino, inició una auténtica revolución desde el interior del país. En 1974 contrató a Ángel Labruna para dirigir a “la T” y armó un equipo que brilló durante casi 10 años.

Nuccetelli cambió la historia de Talleres y la de Luis Galván también. Con “la T” fue campeón Oficial de la Liga Cordobesa en desde 1974 hasta 1979 de manera consecutiva.

Llegaron grandes técnicos que mantuvieron una forma de juego que hacía del buen fútbol una religión. Ángel Labruna, Adolfo Pedernera, El Maestro Bravo, Roberto Saporiti y “El Pato” Pastoriza marcaron el rumbo.

Jugadores notables como Valencia, Ludueña, Willington, Taborda, Bravo, Quiroga, Tarantini, Oviedo, Binello, Bocanelli y Alderete, entre otros, conformaron planteles que se mantuvieron vigentes en el tiempo.

Talleres mostró un fútbol que cautivó al país y los hinchas tallarines coparon los estadios y disfrutaron de brillantes exhibiciones.

Todos recuerdan aquella noche del 25 de enero de 1978, en la Boutique, donde se definió el Nacional 77.

Independiente le ahogó el sueño del campeonato a Talleres, con aquel gol de Bochini, cuando el Rojo de Avellaneda se había quedado con 8 hombres.

Galván nunca pudo ganar un campeonato Nacional con el club de Barrio Jardín, Llegó al segundo puesto (1977) y un cuarto lugar (1976, 1978) en los Torneos Nacionales, y un Tercer Puesto en el Metropolitano (1980).

En 1983 Galván jugó el torneo Nacional para Loma Negra de Olavarría. En 1984 disputó el mismo certamen con la camiseta de Belgrano.

En la temporada siguiente defendió los colores de Central Norte de Salta. Luego se fue la Bolívar, en el fútbol de Bolivia.

En 1988 volvió a Talleres, sólo por unos meses, el 8 de mayo de ese año jugó su último partido en “la T” con una derrota por 3 a 1 frente a Vélez Sarsfield.

Con más de 40 años despuntó el vicio jugando unos meses en el Talleres de Jesús María y disputando 3 mundiales Seniors.

Con la Selección jugó 34 partidos entre 1975 y 1982.

Debutó en la Selección del Interior que formó César Menotti, con los futbolistas de las distintas provincias que participaban en los viejos torneos Nacionales.

De allí salieron campeones del mundo como Julio Ricardo Villa, quién jugó en Atlético Tucuman, José Daniel Valencia a quién descubrió en Gimnasia de Jujuy y la Cata Oviedo en Talleres, entre otros.

Además del Mundial 78, Galván fue titular en el Mundial de España cuatro años después.

Casi con el mismo plantel, más Diego Maradona y Ramón Díaz, Argentina no pudo revalidar una buena actuación y fue eliminado en la segunda ronda, después de caer ante Italia y Brasil.

En definitiva, Luis Galván fue un notable protagonista de una época importante en el fútbol argentino.

Galván fue parte de una Selección que le devolvió el orgullo al maltratado fútbol argentino y en un Talleres que levantó las banderas del fútbol del interior del país.

El Maestro Galván fue un marcador central sólido y elegante. En los partidos complicados exhibió personalidad y clase. Fue un Maestro que brindó su clase magistral en la final del mundo del año ’78,

Luis Adolfo Galván ejerció la docencia siempre con la misma dignidad e integridad, tanto ante un minúsculo grupo de chicos en una modesta aula del interior de Santiago del Estero, como ante la mirada fervorosa de decenas de miles de personas en el Monumental de Núñez y millones por la televisión, en la final de la Copa del Mundo, que Argentina supo conseguir en el 78 por primera vez.

Es que Luis Adolfo Galván siempre fue un auténtico Maestro. Lo fue en el aula, en la cancha y en la vida.

NOTA CADENA 3