Samuel, el goleador de la vida que sumaron Los Teros de Talleres

Enero 2021

Compartimos la nota publicada por Mundo D en su sitio web. El equipo de Fútbol Amputados «Los Teros» ya trabaja en el Predio Amadeo Nuccetelli. Los entrenamientos se desarrollan todos los sábados a las 17 horas.


Samuel, el goleador de la vida que sumaron Los Teros de Talleres

El niño que se sumó al equipo de fútbol para amputados que apoya el Matador. Un “refuerzo” que se ganó el corazón de todos.

Diez años atrás, en un hospital cordobés, Cecilia Castellanos recibía una noticia difícil de digerir que cambiaría su mundo. Tras una ecografía, el médico le diría que Samuel, su Samuel que llevaba en el vientre, no estaba desarrollando sus piernas normalmente.

La novedad fue devastadora y los ojos le explotaron en un llanto que no pudo controlar. Pero fueron unos instantes hasta que Cecilia lo asimiló: «Si Dios quiso así a Samuel, así será».

Diez años después, un sábado soleado de diciembre, ese mismo Samuel, con sus enérgicos 10 años, corre detrás de una pelota en el predio de Talleres.

Utiliza bastones que lo ayudan a correr junto a su pierna derecha, que a pesar de los diagnósticos preliminares si vendría con él al mundo.

Samuel sonríe con una camiseta con el número “11” de Talleres que lleva su nombre en mayúsculas en la espalda.

Esquiva unos conos, gambetea a un entrenador que lo alienta, mientras intenta meter la pelota en un arco pequeño, diminuto.

Cecilia, su mamá, observa todo desde un costado y está vez los ojos le explotan de unas lágrimas que son de alegría, de una felicidad que es como un fuego en el pecho. Imposible de describir. Y de imaginar diez años atrás.

Pero sí, está sucediendo.

Samuel es un niño de barrio Nicolás Avellaneda que llegó al mundo sabiendo que tendría que sobreponerse a algunas piedras «extras».

Pero lo está haciendo con un empuje y una fuerza que contagian al resto. A los que lo rodean.

Sus hermanos mayores, su mamá que lo cría sin la presencia de un papá y los amigos del barrio. Esos con los que siempre juega en la placita que queda frente a su casa.

Ahí, en esa canchita improvisada con árboles que son arcos, Samuel siempre fue un jugador más.

Pero él quería algo más. Soñaba algo más.

Y en medio de la pandemia, le propuso a su mamá Cecilia que quería volver a entrenar, a formar parte de un equipo luego de haber estado en la escuelita de fútbol de «Un tatuaje por una sonrisa».

«Mami, hay un equipo en Córdoba que se llaman Los Teros. Búscalo en Facebook«, dijo Samuel.

Y allí, en la pantalla de un celular, se abrió un camino, una puerta mágica.

a respuesta y el mensaje por las redes fue instantáneo. «Vengan el sábado a las 17 al predio de Talleres. Los esperamos».

Samuel y Cecilia dieron con el lugar indicado. Los Teros Talleres es el equipo de futbol para amputados que ya tiene 10 años de historia.

Allí coinciden historias y personas que han superado mil obstáculos. Y se reunieron para formar «una familia», como ellos la llaman.

Compiten en la Liga Nacional y han sido cobijados por Talleres, que les cede las instalaciones para que entrenen y la indumentaria, en un gesto de enorme acompañamiento.

Nada podía ser mejor para Samuel, un fanático de la «T».

En Los Teros no solo encontró un equipo y contención; allí lo esperaba un plantel de hermanos mayores dispuesto a ayudarlo, a guiarlo.

Samuel fue un regalo para Los Teros, que justo estaban volviendo lentamente a la actividad. Un regalo y un notición. Un empuje tremendo para seguir, porque cada uno de ellos se ve reflejado en Samuel.

“Él nació en Avellaneda, siempre pateando la pelota desde muy chiquito. Empezó con una escuelita de fútbol de ‘Un tatuaje por una sonrisa’, pero por esto de la pandemia se cerró todo. Y nos pusimos en campaña para que volviera a entrenar. Él juega con los amigos al frente de casa, que hay una placita. Me dice, ‘mami averiguame de Los Teros de Talleres que quiero ir a entrenar’. Busqué en Facebook, les mandé un mensaje y ahí nomás me respondieron. Fue muy motivador porque hacía mucho que Samuel no jugaba. Nos invitaron a entrenar y así empezó todo esto. Es algo hermoso lo que está viviendo; yo, como mamá, estoy feliz. Cayó en el lugar justo”, cuenta Cecilia.

“Esto es todo un acontecimiento para nosotros, como familia, y para él. Es una bendición este niño. Él se gestó así, como Dios quiso… A los tres meses de embarazo me hacen la primera ecografía y me sale que él venía sin las dos piernas. Fue devastadora la noticia. Pero al poco tiempo me hacen la (ecografía) 3D y aparecía que sí tenía una piernita. Fue un proceso duro en el embarazo, pero cuando nació fue una sorpresa hermosa. Fue lo que Dios quiso que sea… Por algo pasan las cosas y ahora llegamos a este lugar hermoso. Les agradezco mucho a todos”, agrega su mamá.

“Ese lugar hermoso” lo compone un grupo de resilientes como Emanuel Ortiz, uno de los pioneros de Los Teros y también jugador de la selección argentina para amputados.

“La mamá de Samuel se contactó con nosotros vía Facebook. Ella había estado buscando para que él jugara, pero en su momento era muy chiquito. Ahora Samuel le dijo que quería entrenar y se vinieron. Lo integramos al grupo inmediatamente… Es un poco el hermano menor de todos nosotros, es el niño mimado nuestro. Acá somos todos mayores de 20 años y él tiene 10 añitos, imaginate. Estamos enseñándole cómo se juega, porque no es fácil tampoco. Vamos aconsejando siempre a los que se van sumando. Ahora lo haremos con Samuel”, cuenta “Ema”, que hace ocho años tuvo un siniestro vial cuando retornaba en moto a su casa, en barrio Autódromo Argüello. Ese día lo embistió un Fiat 128 rojo que se dio cobardemente a la fuga.

Para Ortiz fue un volver a comenzar y el fútbol fue un puente para abrirse nuevamente al mundo, para volver a disfrutar. Y en Los Teros encontró un espacio ideal, como le toca ahora a Samuel.

“Con Los Teros estamos cumpliendo 10 años. Esto arrancó en el 2010 con un proyecto de la Agencia Córdoba Deportes, gracias a Héctor ‘Pichi’ Campana. La mayoría hemos dejado y vuelta arrancar, por temas laborales y cosas de la vida. Talleres nos da una mano gigante prestándonos el predio para entrenar, porque si tuviéramos que alquilar una cancha sería complicado. Estamos los días sábados en el predio, desde las 17. Y lunes o martes nos juntamos a jugar en alguna canchita, invitando a equipos de veteranos. Hace nueve meses que no hacemos nada y estamos volviendo. En algún momento hemos sido 18, 20 jugadores. Ahora mermó un poco, porque hay chicos del interior. Pero siempre invitando a quienes se quieran sumar. A veces encontramos a chicos amputados en la calle y los hablamos para que vengan. Lo importante acá es dar el primer paso. Una vez que vienen, conocen al grupo y no se van más. Esto es como una familia. La llegada de Samuel es un gran aliento para todos”, cuenta Ortiz.

Los Teros participan de la Liga Nacional de fútbol amputado y en abril del 2021 habría un campeonato relámpago en Chaco. Es el próximo objetivo.

Obviamente, Samuel recién está comenzando y aprendiendo. Pero sus ganas contagian al resto.

“Quiero ser futbolista profesional… Me gusta jugar de delantero central. Y admiro mucho a Messi. A los cuatro años empecé a entrenar en mi casa y le dije a mi mamá que quería venir a jugar a Los Teros. Soy hincha de Talleres”, dice Samuel, tímidamente.

Para Talleres, su arribo fue una “hermosa noticia”, como dice Miguel Cavatorta, director del área de comunicación de la “T”.

El club de barrio Jardín invitó a Samuel a que conociera al plantel profesional y el estadio, en una jornada mágica para este niño. Además, logró conseguirle una bicicleta adaptada, gracias a la Fundación de Jean Maggi.

“Nosotros vivimos en la casa de mis padres, yo soy mamá soltera. Samuel tiene dos hermanos de 25 y 23 años; él es de un papá diferente a los dos más grandes. Es increíble cómo sabe de fútbol, de equipos internacionales, se mira todos los partidos. Le gusta mucho el Barcelona y es fanático de Messi. Es de Talleres porque la Meli, mi hija mayor, lo hizo así. Es un niño muy abierto y, sobre todo, feliz”, completa Cecilia, su mamá.

Mientras tanto, Samuel corre detrás de la redonda y se imagina un enorme estadio esperando por sus goles. A su alrededor, los integrantes de Los Teros lo alientan y abrazan.

Quizá no haya regalo más grande en Córdoba para un niño que éste: Samuel recibió un equipo, una familia. Encontró su lugar.

NOTA COMPLETA